Después de la caída del Imperio Romano de Occidente, surgió un nuevo sistema económico, social y político: El Feudalismo. Este se consolido en Europa Occidental a partir del siglo XI hasta el XIII.
Una característica principal fue la fragmentacion del poder político. El poder que antes era de los reyes paso a las manos de los nobles. Entre los distintos señores se establecieron vínculos de fidelidad y dependencia, a través de una relación de vasallaje. Al contraer esta relación, un vasallo debía brindarle a un señor que contaba con poder y riqueza, a cambio de un feudo, que generalmente era un pedazo de tierra trabajada por campesinos. A su vez, el vasallo podía ser señor de otros vasallos, y así sucesivamente. Los lazos de vasallaje se generalizaron de tal manera que, en forma piramidal, incluyeron la totalidad de señores. Estas eran las únicas personas consideradas libres y asegurabas que su condición social (la nobleza) era hereditaria y que solo podía adquirirse por nacimiento. De esta manera, pretendían hacer natural una situación de privilegio basada en el ejercicio del poder. Los señores utilizaron su fuerza militar para beneficiarse del trabajo de los campesino (eran el sector mas numerosos). Su condición social (la servidumbre) era hereditaria y suponía la dependencia con respecto a los señores, ya que no podían abandonar sus tierras y estaban obligados a entregarles atributos de todo tipo. Aunque los nobles vivían gracias a los campesinos, había grandes diferencias entre ellos: la guerra o la religión. Los señores laicos, desde el vasallo mas modesto hasta el mas importante de los duques, consagraron su vida a hacer la guerra. Las altas jerarquias eclesiásticas, eran el grupo alfabetizado y letrado de la sociedad. A partir de este dominio cultural, tuvieron un papel privilegiado para explicar como era el mundo y elaboraron una interpretación sobre las actividades que debían realizar las personas; los miembros del clero debían orar, los señores guerrear y los campesinos trabajar para sostener a todos.